viernes, 2 de mayo de 2014

EL HOMBRE DE LOS ABRAZOS


Era ya otoño y la humedad de sus lágrimas ocultas calaba sus huesos manteniéndola inmóvil.
El hombre de los abrazos le ofreció refugio en su piel y ella, ávida de cariño, se entregó a su abrigo.
Entre aquellos brazos sentía la quietud del viento que rozaba sus mejillas queriéndola acariciar, suave. Cada vez que la estrechaba, un intenso hormigueo recorría su cuerpo desentumeciendo cada articulación, tornándola de nuevo al mágico movimiento que produce sentirse viva. Cada abrazo provocaba un latido perfectamente acompasado con la vida.
Las miradas sostenidas entre ellos susurraban palabras jamás contadas pero escritas hace tiempo. Narraban una historia de ilusiones perdidas y jamás recuperadas, de sonrisas convertidas en muecas y de juguetes olvidados en el polvo de algún desván.
El hombre de los abrazos le devolvió el relato de su existencia para que pudiera continuar escribiéndolo y ella, decidida, tomo la pluma en sus manos y una página en blanco.


 

2 comentarios:

  1. Sigo el relato:
    "Para decirle que el pasado le ha dado los recuerdos para hacer realidad lo que dejo pasar en el pasado."

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  2. :) . Lo pasado, pasado está...no es bueno querer permanecer en él.
    Gracias Bao Yonggan

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